Máquina

  • Junio, 2014
  • Camilo Leyva

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La revisión de lo físico y lo abstracto que engendran los objetos mismos y la materia de la que están hechos, fue una de las premisas con la que Camilo Leyva desarrolló el proyecto artístico Máquina. Con retazos de madera encontrados en la edificación que años atrás funcionó como teatro, el artista construyó varias esculturas que rememoran tipologías de máquinas precarias. Las esculturas están emplazadas en puntos estratégicos y, como presencias conectadas, encarnan un sistema invisible cargado de ficciones.

Con el carácter de un explorador, el artista examinó lo “dramático” que contenía la materialidad de las cosas que había sacado del espacio, las tensiones entre lo vivo y lo muerto que subsistían en ellas como configuraciones construidas o como pedazos-vestigios de un espacio[1]. Cuando Leyva armó y desarmó (dio forma), reconstituyó tiempos y memorias, remontó fragmentos de historia, de un “estado de mundo”. Hay, sin duda, una latencia de lo procesual en Máquina, un proyecto artístico donde las posibilidades del lenguaje formal-visual se expanden y en el que se evidencia una disertación de lo escultórico en su sentido contemporáneo.

“ Tengo la costumbre de hacer instalaciones y esculturas que se centran en cómo un signo (o estructura semiótica) pueden ser construidos y son comunicados dentro de las convenciones de la materia. Pienso en cómo la memoria y las historias permanecen latentes dentro de la materia y el contexto, cómo esos recuerdos pueden articularse dentro o revelado a través de una declaración material. Quiero entender el proceso de comunicación y proponer una construcción colectiva de significado a través de mi trabajo que es, en la actualidad, de carácter participativo. Mi trabajo es un dispositivo o sistema para la adquisición de sentido, una exploración de los conocimientos en el contexto, y un examinación de la transmisión y la comunicación.»

Agradecimientos